martes, 5 de abril de 2011

CROI 2011: La coinfección por VIH y VHC se asocia con un mayor riesgo de fracturas óseas

Dicho riesgo es todavía más alto en las mujeres coinfectadas por ambos virus
Juanse Hernández - 30/03/2011
Según un estudio estadounidense, cuyos resultados fueron presentados recientemente en la XVIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), las personas coinfectadas por el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC), que reciben tratamiento antirretroviral, tienen un mayor riesgo de fracturas óseas que las monoinfectadas por hepatitis C, las monoinfectadas por VIH y los individuos sin ninguno de los dos virus. Asimismo, el ensayo ha puesto de manifiesto que, entre los pacientes coinfectados, el riesgo de fracturas es especialmente significativo en mujeres.
Es bien sabido que las infecciones por VIH y VHC se asocian ambas con una reducción de la densidad mineral ósea. Aunque investigaciones previas han proporcionado datos que indican que las personas con VIH o con el virus hepático tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas óseas graves, se dispone de información limitada acerca de dicho riesgo en aquellos pacientes que viven con ambos virus a la vez (véase La Noticia del Día 21/07/2010).
Con el fin de arrojar un poco más de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores de EE UU llevó a cabo un estudio en cinco estados dentro del programa de salud Medicaid. El objetivo de este ensayo fue evaluar si las personas coinfectadas por VIH y VHC en tratamiento antirretroviral tenían un aumento del riesgo de fracturas óseas en comparación con pacientes infectados con solo uno de estos virus o con individuos sin ninguna de estas infecciones.
Los autores analizaron de forma retrospectiva los historiales médicos de miles de pacientes incluidos en el programa Medicaid en California, Ohio, Florida, Nueva York y Pensilvania con seis meses, como mínimo, de seguimiento clínico entre enero de 1999 y diciembre de 2005. De los historiales, se recopiló información sobre el estado serológico al VIH, al VHC, y fracturas de cadera o columna vertebral.
El análisis contó con la participación de un total de 36.950 personas coinfectadas por VIH y VHC; 276.901 monoinfectadas por VHC, 95.827 monoinfectadas por VIH, y 366.829 individuos no infectados por estos virus. Los pacientes coinfectados incluidos en el ensayo tendieron a ser más jóvenes (con una media de edad de 39 años) que aquellos que no estaban afectados por ninguna de las dos infecciones (con una media de edad de 48 años). Entre una tercera parte y la mitad de los participantes de cada grupo eran mujeres.
Los resultados muestran que los pacientes coinfectados por VIH y VHC tuvieron de forma significativa más probabilidades de experimentar una fractura durante el período de seguimiento del estudio. Entre los hombres, por ejemplo, hubo aproximadamente un incremento de un 40% del riesgo de fractura de cadera en los que estaban coinfectados en comparación con aquellos que solo tenían VIH, y el doble de riesgo cuando se comparó con los individuos que no se hallaban infectados por VIH y VHC. El riesgo de fractura de la columna vertebral entre los varones coinfectados aumentó un 37% en comparación con los individuos sin VIH y ni VHC, y un 24% frente a los que únicamente tenían VIH.
El aumento del riesgo de fracturas fue todavía más pronunciado en las mujeres coinfectadas por VIH y VHC. Por ejemplo, al compararlas con el grupo de mujeres que no tenía ni VIH ni VHC, el riesgo de fractura de cadera fue más del doble, y en comparación con las monoinfectadas por VIH, el riesgo aumentó un 77%.
El riesgo de fractura de la columna vertebral fue de casi un 65% en las mujeres coinfectadas si se compara con las monoinfectadas por VIH o con aquellas que no estaban infectadas por ninguno de los dos virus.
Por otra parte, los investigadores pudieron observar que el riesgo de fracturas de cadera, pero no de columna vertebral, fue también más elevado en hombres y mujeres coinfectados que en aquellas personas que solo estaban infectadas por VHC.
En sus conclusiones, los autores afirman que, de acuerdo con sus hallazgos, los pacientes coinfectados –sobre todo las mujeres– en tratamiento antirretroviral tienen un mayor riesgo de fractura de cadera que los pacientes monoinfectados por VHC, y un riesgo más alto de fractura de cadera y columna vertebral que las personas monoinfectadas por VIH y los individuos no infectados por estos virus. En su opinión, estas mayores tasas de fracturas detectadas en personas coinfectadas podrían ser debidas a un efecto aditivo de la infección por VIH, la infección por VHC y el tratamiento antirretroviral.
Dado que continúan siendo poco claros los mecanismos que explican la asociación entre la infección por VHC y las fracturas óseas, deberían realizarse más estudios que pudieran dilucidar la patogénesis de la enfermedad ósea en este contexto, al tiempo que explorar intervenciones y terapias que permitan prevenir las fracturas óseas en los pacientes coinfectados por VIH y hepatitis C.

El seductor -y mítico- matriarcado zapoteca

Vanguardia.com.mx
La sexualidad zapoteca está recubierta de mucha fantasía y de muchos
tabúes, pero es cierto que hay márgenes amplios para la diversidad, por
ejemplo en el caso de los muxes (como se les llama a los varones
transgénero en esta región). ...
<http://www.vanguardia.com.mx/elseductorymiticomatriarcadozapoteca-686565.html>

La educación sexual de Lavín: de estrategias para la castidad

a ...
El Ciudadano (Chile)
Tras convertir en obligatoria la enseñanza sobre sexualidad y afectividad
escolar, el Ministerio de Educación puso a disposición de los
establecimientos siete iniciativas. De éstas, sólo dos se refieren
explícitamente a la diversidad sexual, ...
<http://www.elciudadano.cl/2011/03/31/la-educacion-sexual-de-lavin-de-estrategias-para-la-castidad-a-respeto-por-el-don-de-la-vida/comment-page-1/>

“Hay que entender que existe la construcción de identidad”

El Periodico Austral
En la tarde de ayer dio inicio “Libercine” Río Gallegos, el Festival
Internacional de Cine sobre sexualidad y género de Argentina, el cual ha
sido co-organizado por UDISPA (Unión por la Diversidad Sexual de la
Patagonia) contando con el apoyo de la ...
<http://www.elperiodicoaustral.com/index.php/informacion-local/informacion-general/4233-hay-que-entender-que-existe-la-construccion-de-identidad>

Homofobia atenta derechos humanos de gays y lesbianas

Radio FmBolivia
Bajo este criterio es importante asumir que además del género masculino y
femenino, existe diversidad en la sexualidad de las personas, donde varones
y mujeres tienen atracción por su mismo sexo. Estos grupos fueron
catalogados, ya partir de allí ...
<http://fmbolivia.com.bo/noticia50103-homofobia-atenta-derechos-humanos-de-gays-y-lesbianas.html>

Nueva política impulsa respeto a la diversidad sexual en país

La Nación Costa Rica
Por primera vez, el Estado costarricense promulga una Política Nacional de
Sexualidad (PNS) en la que, además de enfocarse en género y derechos
humanos, contiene un tercer pilar que procura el respecto a la diversidad
sexual. ...
<http://www.nacion.com/2011-04-03/ElPais/NotasSecundarias/ElPais2735831.aspx>

CROI 2011: Un gel con raltegravir ofrece un elevado nivel de protección frente a la infección vaginal en macacos

En el estudio no se apreció el desarrollo de resistencias entre los animales infectados
Miguel Vázquez - 04/04/2011
Por lo general, en la elaboración de geles microbicidas se han estado probando fármacos pertenecientes a la familia de los inhibidores de la transcriptasa inversa (como es el caso de tenofovir, componente activo del primer microbicida de segunda generación que ha demostrado eficacia en ensayos en humanos, véase La Noticia del Día del 21/07/2010) o a la de los inhibidores de la entrada, ya que actúan en una etapa temprana de la infección por VIH.
Por su parte, los fármacos incluidos en la familia de los inhibidores de la integrasa actúan en una etapa más avanzada del proceso de infección (los experimentos in vitro revelaron que el proceso de integración del material genético viral en el de la célula infectada comienza unas 8 horas tras penetrar en ella), por lo que también pueden ser útiles en la profilaxis postexposición (PPE).
En el estudio presentado en la XVIII edición de la CROI, se evaluó la eficacia de un gel con raltegravir (el único inhibidor de la integrasa actualmente comercializado) al 1% en 10 macacos hembras, que fueron expuestos vaginalmente a una dosis baja de VIHS (un virus híbrido entre el VIH y el VIS [virus de la inmunodeficiencia símica] que tendría un comportamiento similar al virus humano en los monos). Los animales fueron expuestos al virus dos veces a la semana durante 10 semanas y, al cabo de tres horas, se les aplicó de forma tópica 3mL de un gel con raltegravir (6 monos) o con placebo (4 monos).
Los cuatro macacos incluidos en el grupo de control con placebo se infectaron tras una mediana de 10 exposiciones (rango: 7 - 20). Por el contrario, cinco de los seis macacos que recibieron el gel con raltegravir al 1% permanecieron sin infectar después de 20 exposiciones, lo que demuestra que el gel ofreció un elevado nivel de protección.
Para examinar la posibilidad de desarrollo de resistencias, a los macacos infectados se les siguió administrando el gel con raltegravir dos veces a la semana durante 15 semanas. La infección se produjo inicialmente con un virus de tipo salvaje y el virus no mostró indicios de resistencia a fármacos a pesar del uso continuo del gel.
También se hizo un seguimiento de los niveles de carga viral en plasma y en el líquido procedente del lavado vaginal-cervical empleando la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, en sus siglas en inglés) a tiempo real. Se comprobó que los monos que siguieron recibiendo el fármaco presentaron un nivel de viremia en plasma similar al de los controles. Sin embargo, la carga viral en el líquido procedente del lavado vaginal-cervical fue mucho menor (nivel pico: 6,3 ·103 copias/mL) que en los monos control (mediana: 1,1·106 copias/mL). La dosificación continua del gel tras la infección probablemente explique la reducción de la secreción vaginal de VIHS, que podría traducirse a su vez en una menor tasa de transmisión secundaria.
En su conclusión, los autores afirmaron que el gel con raltegravir al 1% aplicado tres horas después de la exposición al virus ofreció una protección significativa a los macacos frente a la infección por VIHS. Este estudio respalda la idea de seguir evaluando el uso de fármacos de la familia de los inhibidores de la integrasa como PPE tópica para aumentar las opciones preventivas controladas por la mujer y mejorar el grado de adhesión.

Los parches de capsaicina podrían reducir el dolor asociado a la neuropatía periférica

Pese a su cómoda aplicación, su uso no está exento de efectos secundarios
Francesc Martínez - 05/04/2011
El análisis conjunto de los resultados de dos ensayos clínicos sugiere que la aplicación cutánea de un parche con un extracto de pimiento –la capsaicina, sustancia que le confiere el sabor picante– es capaz de reducir el dolor neuropático casi en un 30%. Los resultados de dicho estudio fueron presentados en el marco del XXVII Encuentro Anual de la Academia Estadounidense de Medicina del Dolor (AAPM, en sus siglas en inglés).
Pese a que este tipo de sustancias han sido utilizadas de manera ancestral para tratar el dolor crónico, el mecanismo de acción analgésica de la capsaicina –inhibiendo a un mediador de la neurotransmisión conocido como sustancia P– fue descubierto hace relativamente poco tiempo.
NeurogesX es una compañía norteamericana que ha desarrollado un parche llamado Qutenza®, que contiene un gel con un 8% de capsaicina y que fue aprobado por la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA en sus siglas en inglés) para tratar el dolor asociado a la neuropatía diabética. El parche se aplica durante sólo una hora y es capaz de inhibir el dolor durante unos tres meses.
Dado el éxito obtenido en la neuropatía diabética, NeurogesX decidió evaluar el uso del parche en casos de neuropatía periférica asociada al VIH, afección que cursa con dolor, hormigueo y entumecimiento de las extremidades y que se ha relacionado tanto con la propia infección como con el uso de determinados antirretrovirales de la familia de los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN).
Los primeros estudios realizados con Qutenza® en la neuropatía periférica asociada al VIH no obtuvieron resultados concluyentes, hecho que los investigadores relacionaron con la importancia del conocido como “efecto placebo” en el campo del dolor, donde la autosugestión puede disminuir la percepción del dolor, lo que dificulta la evaluación de la potencia de analgésicos como el que aquí se comenta (véase La Noticia del Día 08/04/2008).
Los dos nuevos estudios analizados compararon los resultados de 239 personas que recibieron una única aplicación de Qutenza® con los de 99 que recibieron una aplicación de un parche control que contenía un gel con únicamente un 0,04% de capsaicina (concentración muy inferior a la presente en Qutenza®, que, como se ha indicado con anterioridad, era del 8%).
Los investigadores observaron que en aquellas personas que recibieron Qutenza®, la reducción del dolor fue del 27%, mientras que en las que se aplicó el parche de control la reducción fue del 15,7%. La diferencia alcanzó valores significativos.
Al tener en cuenta sólo aquellas personas que experimentaron una disminución del dolor, como mínimo, de un 30%, se apreció que estas constituían el 36% de los participantes en el grupo con Qutenza® y el 22% de los del grupo control.
Sin embargo, la reducción del dolor neuropático durante tres meses no está exenta de efectos secundarios: el uso de Qutenza® se asoció con un dolor en la zona de aplicación del parche que puede prolongarse toda la semana posterior a su empleo. Por este motivo, muchas veces es necesario tomar analgésicos durante ese período.
Tras los resultados del presente análisis, NeurogesX está trabajando para lograr la aprobación por parte de la FDA de la indicación de Qutenza® en el tratamiento de la neuropatía periférica asociada al VIH.

CROI 2011: Grasa visceral y tratamiento antirretroviral

Efavirenz podría comportar una acumulación inferior a la experimentada con atazanavir
Francesc Martínez - 31/03/2011
La acumulación de grasa visceral es una de las características más preocupantes de la lipohipertrofia, ya que se trata de un efecto adverso que puede ser discapacitante en sí mismo y, además, conllevar otros problemas, como niveles anómalos de triglicéridos, de colesterol y/o resistencia a la insulina.
Pese a que las causas de este efecto secundario no están suficientemente claras, se cree que una de las principales es el uso de antirretrovirales pertenecientes a la familia de los inhibidores de la proteasa (IP), aunque también se han observado casos en personas que no tomaban dichos fármacos.
Para evaluar la influencia de las combinaciones de antirretrovirales sobre la acumulación de grasa visceral, un equipo de investigadores de EE UU comparó el impacto sobre dicha afección del empleo de abacavir/lamivudina (Kivexa®; también por separado como Ziagen® y Epivir®, respectivamente) con el de tenofovir/emtricitabina (Truvada®; también por separado como Viread® y Emtriva®), en ambos casos junto a efavirenz (Sustiva®) o atazanavir potenciado por ritonavir (Reyataz®/Norvir®). Los resultados del estudio se presentaron en el marco de la XVIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2011).
El ensayo -conocido como A5224s- constituye un subestudio del A5202, en el que personas con VIH sin experiencia en tratamientos fueron distribuidas de forma aleatoria -con un diseño a doble ciego- para recibir abacavir/lamivudina o tenofovir/emtricitabina. La terapia antirretroviral se completó con efavirenz o atazanavir/ritonavir, pero la selección de estos fármacos no fue a doble ciego.
Un total de 269 personas (85% de las cuales eran hombres) participaron en el estudio, de 96 semanas de duración. Las mediciones llevadas a cabo en el ensayo incluyeron la de la cantidad de tejido adiposo visceral (TAV) y el cociente entre este y el tejido adiposo total (TAT) realizadas por medio de tomografía computerizada (TC), además de la evaluación de los cambios en la grasa del tronco mediante un escáner DEXA (absorciometría dual de rayos X, en sus siglas en inglés).
Al analizar los datos, no se observaron diferencias significativas entre tenofovir/emtricitabina y abacavir/lamivudina en cuanto a los cambios en la grasa del tronco, en el TAV y en el cociente TAV/TAT (en todas las comparaciones p ≥0,28).
En conjunto, los participantes experimentaron incrementos en la grasa del tronco y del tejido adiposo visceral del 28% y del 19%, respectivamente.
Al comparar atazanavir/ritonavir con efavirenz, el aumento porcentual a la semana 96 en la grasa del tronco fue superior en el grupo con atazanavir/ritonavir (36,5% y 21,1%, de forma respectiva, según un análisis por intención de tratamiento; p= 0,028). El incremento porcentual en el tejido adiposo visceral tendió a ser también superior en el grupo que tomó atazanavir/ritonavir, pero sin alcanzar valores significativos (26,6% y 12,4%, respectivamente, según un análisis por intención de tratamiento [ITT, en sus siglas en inglés]; p= 0,09). Sin embargo, a pesar de las diferencias apreciadas, la proporción TAV/TAT se mantuvo similar en ambos grupos (-2,24% y -1,00% con atazanavir/ritonavir y efavirenz, de manera respectiva, según un ITT; p= 0,67).
Así, la conclusión de los autores del estudio fue que no se advirtieron diferencias significativas respecto a la acumulación de grasa visceral entre abacavir/lamivudina y tenofovir/emtricitabina. En cambio, dicha acumulación fue significativamente superior con atazanavir/ritonavir a la observada con efavirenz -en coherencia con la frecuente asociación de los inhibidores de la proteasa con la acumulación de grasa visceral-.

CROI 2011: Perfiles de resistencia de emtricitabina y lamivudina cuando se combinan con tenofovir

Un nuevo estudio ofrece más datos sobre una mayor probabilidad de resistencia virológica con el uso de lamivudina
Juanse Hernández - 29/03/2011
Un ensayo francés, cuyos resultados se dieron a conocer recientemente en la XVIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), ha proporcionado más indicios acerca de un tema que, desde hace un tiempo, está generado un encendido debate a diferentes niveles y que tiene que ver con la equivalencia de dos de los fármacos más prescritos en la terapia de inicio: lamivudina y emtricitabina. Según los hallazgos de este último estudio, el empleo de emtricitabina en combinación con tenofovir se asocia de forma significativa con una reducción de la probabilidad de desarrollar la mutación M184V/I en el fracaso del tratamiento en comparación con la utilización de lamivudina y tenofovir.
Lamivudina (o 3TC, Epivir®; también en Kivexa® junto con abacavir; en Combivir®, con zidovudina, y en Trizivir®, con zidovudina y abacavir) y emtricitabina [o FTC, Emtriva®; también en Truvada® junto a tenofovir, y en Atripla®, con tenofovir y efavirenz] son fármacos antirretrovirales que pertenecen a la clase de los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN). En ocasiones, a ambos se los denomina fármacos ‘XTC’ como consecuencia de su presunta equivalencia en términos de estructura, actividad antiviral y de selección de la misma mutación de resistencia, la M184V/I, que puede comprometer por sí sola la respuesta a ambos fármacos y, además, conferir resistencia parcial a otros ITIN.
Dada la percepción de que lamivudina y emtricitabina son, en esencia, equivalentes, y debido a que el precio de la combinación lamivudina/tenofovir es inferior al de emtricitabina/tenofovir, resulta tentador favorecer el uso de la primera en un contexto de crisis económica y de restricciones presupuestarias como el actual. A esto se añade que la reciente aparición del genérico de lamivudina, con un precio de venta más competitivo, plantea la posibilidad de abaratar los costes, decoformular o romper las combinaciones de antirretrovirales a dosis fijas y administrar por separado los componentes para incorporar así la administración del nuevo genérico. 
A la espera de conocer de forma empírica cómo la decoformulación de las combinaciones de antirretrovirales a dosis fijas podría afectar a la adhesión de los pacientes al tratamiento antirretroviral, cada vez van apareciendo más datos procedentes de ensayos clínicos que sugieren que ambas combinaciones de antirretrovirales podrían no ser exactamente equivalentes. En este sentido, los resultados de algunos estudios recientes apuntan a que ambos fármacos podrían presentar diferencias en cuanto a su potencia antiviral y a sus propiedades farmacocinéticas, por lo que éstas deberían tenerse en consideración por los médicos a la hora de prescribir una combinación que pudiera resultar subóptima para determinados pacientes.
Por ejemplo, un reciente estudio italiano que analizó de forma retrospectiva a 859 pacientes halló tasas de resistencia significativamente mayores en las pautas con lamivudina/tenofovir que con emtricitabina/tenofovir: M184V/I: 53% frente a 35% (cociente de probabilidades [CP]: 1,6; p= 0,031); K70R: 16% frente a 4% (CP: 4,0; p= 0,002); Y181C: 16% frente a 8% (CP: 3,8; p= 0,005); y T215F: 11% frente 4% (CP: 1,9; p= 0,020) [véase La Noticia del Día 01/06/2010]. De acuerdo con los investigadores italianos, estas diferencias observadas entre combinaciones en el perfil de resistencia podrían explicarse por la vida media intracelular más larga de emtricitabina respecto a lamivudina.
El estudio francés, cuyos resultados fueron presentados en la XVIII edición de la CROI, tuvo un objetivo similar al italiano, es decir, comparar de forma retrospectiva la frecuencia y la cinética de la selección de mutaciones de resistencia tras un primer episodio de fracaso virológico de un régimen antirretroviral que incluía la pauta emtricitabina/tenofovir o lamivudina/tenofovir.
Se inscribió en el análisis un total de 880 pacientes que recibían seguimiento clínico en dos grandes centros hospitalarios franceses. De estos 880, un total de 150 pacientes (17%) estaban infectados por VIH-1 subtipo no B. En todas las personas que participaron en el estudio se registró por primera vez fracaso virológico tomando tratamiento antirretroviral y después de haber estado, como mínimo, seis meses con carga viral indetectable. Los regímenes antirretrovirales que recibían los pacientes en el momento del fracaso incluyeron, además de las combinaciones de nucleósidos anteriormente señaladas, el no análogo de nucleósido [ITINN] efavirenz (Sustiva®) o un inhibidor de la proteasa potenciado por ritonavir (IP/r; Kaletra® o Reyataz®/Norvir®):
Lamivudina + tenofovir + efavirenz (n= 178)
Lamivudina + tenofovir + IP/r (n= 167)
Emtricitabina + tenofovir + efavirenz (n= 257)
Emtricitabina + tenofovir + IP/r (n= 278)
Esto es, cuando se produjo el fracaso virológico, un total de 345 pacientes (39,20%) estaban tomando un régimen antirretroviral que incluyó la combinación lamivudina/tenofovir, y 535 (60,80%), la pauta de emtricitabina/tenofovir. Todas las personas que participaron en el estudio disponían en su historial clínico de los resultados de un test de resistencia genotípica realizado tras constatar el fracaso virológico (con niveles superiores a 200 copias/mL).
Los dos grupos de pacientes (el de lamivudina/tenofovir frente al de emtricitabina/tenofovir) presentaban características semejantes en lo que se refiere a la mediana de la carga viral y el recuento de células CD4 basales; a los cambios medianos en la viremia y en el recuento de CD4 desde el nivel basal hasta el momento del fracaso virológico; y a la mediana de tiempo transcurrido hasta que tuvo lugar dicho fracaso.
Los resultados del análisis genotípico muestran una prevalencia de la mutación M184V/I significativamente más baja en pacientes en los que fracasó la combinación emtricitabina/tenofovir (24%) que en aquellos en los que fracasó la pauta de lamivudina/tenofovir (51%), en ambos casos tomadas junto con efavirenz (p <0,0001). No se observaron diferencias significativas entre los dos grupos por lo que respecta a la selección de mutaciones de resistencia a los ITINN (55% y 62%, respectivamente).
En los pacientes que recibieron un inhibidor de la proteasa potenciado por ritonavir pudo advertirse el mismo efecto significativo: en un 11% de las personas que tomaron emtricitabina/tenofovir y en un 22% de aquellas que recibieron lamivudina/emtricitabina pudo detectarse la mutación M184V/I (p= 0,002). No se apreciaron diferencias significativas entre los dos grupos en cuanto a la selección de mutaciones de resistencia a la proteasa (6% y 9%, de forma respectiva).
Según el análisis de los investigadores, de entre todos los factores posibles (viremia basal, subtipo de VIH, recuento nadir y basal de CD4, duración del fracaso virológico, carga viral en el momento del fracaso, uso de 3TC frente a FTC, empleo de ITINN frente a IP/r), solo se asociaron con el desarrollo de la mutación M184V/I el empleo de 3TC, ITINN y el nivel de la carga viral en el momento del fracaso virológico.
En sus conclusiones, los autores señalan que los hallazgos de su estudio, que muestran que la utilización de emtricitabina se relaciona de forma significativa con una disminución de la probabilidad de desarrollar la mutación M184V/I en el fracaso de tratamiento en comparación con lamivudina, son coincidentes con los datos de otros ensayos independientes publicados recientemente, como por ejemplo el análisis del doctor R. Maserati, publicado en abril de 2010 en la revista AIDS.
Además, de acuerdo con los investigadores, este estudio subraya la importancia de identificar combinaciones de antirretrovirales que puedan minimizar el desarrollo de resistencia a los fármacos, una estrategia que podría resultar útil para todos los contextos clínicos, pero sobre todo en aquellos países de recursos limitados donde existe un escaso acceso a las pruebas de carga viral y de resistencia genotípica.
Con todo, al tratarse de un ensayo retrospectivo y debido a las limitaciones de este tipo de análisis, debe tomarse como una sugerencia el combinar preferentemente tenofovir con emtricitabina en lugar de hacerlo con lamivudina. Serán necesarios amplios estudios de cohorte prospectivos que confirmen el potencial aumento del riesgo de mutaciones de resistencia en el momento del fracaso con lamivudina/tenofovir frente a emtricitabina/tenofovir para que la sugerencia pueda convertirse, en la práctica clínica, en una recomendación basada en un máximo nivel de evidencia.

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